domingo, 4 de octubre de 2020

SE FUE TODO

Se fue todo, 
lo mismo que un suspiro 
dentro de un viento de nubes y tormenta. 
(Rodolfo Serrano) 

Ni un alma por el campo esta mañana 
radiante y silenciosa. Yo camino despacio, 
no hay prisa en este tiempo tan extraño 
y parece mentira que sea cierto 
todo eso que dicen que nos pasa. 

Nada me calma más que este rumor del campo, 
el silencio que rompen mis pisadas 
sobre las hojas secas, los sonidos 
de pájaros citándose en su idioma 
y ese el beso del aire 
que acaricia mi piel abandonada. 

 Al lado de mis pasos camina otra mujer 
que alguna vez fui yo, mirando hacia adelante, 
con prisas por comerse aquella vida 
que luego acabaría devorándola. 

Y lleva de la mano a una niña pequeña 
de largas trenzas negras 
con un esparadrapo en la rodilla, 
presagio de otros golpes que sería 
bastante más difícil cicatrizar. 

Voy pensando esas cosas sin ton ni son, 
de manera inconexa me asaltan las imágenes 
de mis vidas antiguas, 
me pasan por delante como dicen 
que ven su historia los agonizantes. 

Pero curiosamente 
ya no siento añoranza de otros tiempos, 
salvo del hijo, claro, del hijo y su sonrisa, 
del hijo y sus abrazos, del hijo siempre. 

El pasado cumplió su cometido 
de escultor del presente, 
como el viento modela hasta las rocas 
que antes eran tan duras. 

Y el futuro… el futuro era esto, 
pasear por los campos en otoño 
y dejar que me bese el sol y el viento, 
que esta dulce humedad, esta tibieza 
se extienda lentamente por mi pecho.