del libro y me dirijo a la ventana,
no hay poema ni historia más hermosa
que el dulce golpeteo de la lluvia llamándome.
Todavía lejano amaga un trueno
pero un resto de sol que se resiste
se filtra entre jirones de azul entre las nubes,
pienso que el arco iris no puede andar muy lejos.
Abro el cristal y aspiro
ese bendito aroma de tormenta,
y frente a mí lo veo surgiendo desde un árbol,
la otra punta se pierde penetrando el color gris del cielo.