viernes, 8 de junio de 2007

PERMANENTE

Eraso Guztien Gainetik, Orain Herria-Orain Bakea. Estas extrañas palabras quieren decir "Por encima de todos los ataques, ahora el pueblo, ahora la paz". Las dos pintadas aparecieron en Alsasua el 22 de marzo de 2006. Yo no he estado allí, no las he visto pero imagino que la de la derecha, a lo largo de este año se habrá desportillado, estará borrada y sucia, palabras sin sentido. La de la izquierda no; la de la izquierda está hecha con pintura permanente. La serpiente sigue, impertérrita, enroscándose en el hacha. Y es que las manchas de sangre se quitan fatal.

He buscado en el diccionario de la RAE la palabra "permanente", por si tenía un significado distinto al que le da el vulgo, a veces pasa; las palabras se deforman con el uso y acaban respondiendo a un concepto diferente del que les atribuyen los académicos. Aparte de "ondulación artificial del cabello", "permanente" quiere decir "que permanece". Obvio. Así que he ido otra vez al diccionario, a buscar "permanecer", quizá ahora signifique otra cosa; pero no, todavía significa "Mantenerse sin cambios en un mismo lugar, estado o condición". Algunos nos mantenemos sin cambios en el lugar de la esperanza, en estado de cabreo y con la condición de gilipollas. Sin embargo, otros se mantienen, también sin cambios, en el lugar del odio, en estado de falacia y con la condición de hijos de puta, con perdón de las sufridas profesionales del sexo. Estos últimos llevan cuarenta años jodiéndonos la vida -eso es permanecer y lo demás son tonterías- negando a todo un país su derecho a vivir, a amar, a disfrutar, a sufrir, a reír, a llorar, a tener hijos o a no tenerlos, sin otros sobresaltos que los que la vida trae de su natural, que serían más que suficientes. Una vez tras otra nos enseñan la zanahoria y, una vez tras otra, saltamos a cogerla como conejos hambrientos. Con este gobierno, con el anterior, con el que hubo antes y con el que haya por venir. Saltamos y saltaremos a coger la zanahoria cada vez que nos la enseñen porque estamos hambrientos.

Y mientras tanto aquí seguimos, pendientes del peso de de Juana Chaos como si fuera un bebé prematuro. De si come o si ayuna. De si pasea o se ducha con su novia, de si entra en la cárcel o si sale del hospital. Estoy de ese señor hasta el pico de la boina. O de la chapela.

Y mientras tanto, les damos publicidad gratuita a esos elementos. Ocupan las primeras planas, los telediarios, las tertulias. Son los reyes del mambo. ¿Es que no hay otra cosa de qué hablar en este país? ¡Ya está bien, por favor! Que los jueces hagan su trabajo, la policía el suyo, el gobierno el que le toca y la oposición...bueno, la oposición hará lo que le dé la gana, que eso también se está convirtiendo en permanente.

Pero me voy a callar, que tenemos que llevarnos bien. Por la unidad de los demócratas y eso. Y porque lo que fuera a decir ya lo ha escrito hoy, mucho mejor que yo,
Maruja Torres. Suscribo su columna de principio a fin. Sólo añadiría que hace falta morro para pedir elecciones generales en este momento. Yo no sabía que las gaviotas son aves carroñeras, siempre se aprende algo.