No era muy de fiar cuando te dije:
te lo regalo todo, era un exceso.
No pidas que te dé mi vida entera
¡Qué mas quisiera yo...!
Pero ya no podría ser aquella
a quien dices amar si te la entrego.
Te daré la mitad y eso ya es mucho.
La otra la necesito
para seguir el rastro de la gota de escarcha,
y advertir al almendro que es mentira
el canto del gorrión,
no vaya a florecer antes de tiempo.
Necesito este día y muchos otros
con sus noches a cuestas
para pactar contigo unos servicios mínimos
si declaras la huelga de abrazos caídos.
Y mi silencio es mío, me hace falta
para acallar el ruido atronador
que suena en la frontera del recuerdo.
Te invito, sin embargo, a que compartas
conmigo los otoños
que vienen a dorarnos los surcos en el alma,
y a empaparnos de lluvia generosa.
te lo regalo todo, era un exceso.
No pidas que te dé mi vida entera
¡Qué mas quisiera yo...!
Pero ya no podría ser aquella
a quien dices amar si te la entrego.
Te daré la mitad y eso ya es mucho.
La otra la necesito
para seguir el rastro de la gota de escarcha,
y advertir al almendro que es mentira
el canto del gorrión,
no vaya a florecer antes de tiempo.
Necesito este día y muchos otros
con sus noches a cuestas
para pactar contigo unos servicios mínimos
si declaras la huelga de abrazos caídos.
Y mi silencio es mío, me hace falta
para acallar el ruido atronador
que suena en la frontera del recuerdo.
Te invito, sin embargo, a que compartas
conmigo los otoños
que vienen a dorarnos los surcos en el alma,
y a empaparnos de lluvia generosa.