lunes, 5 de febrero de 2007

LA OTRA MANI

El viernes por la tarde me pasó una cosa muy rara. De repente, suena mi móvil:
-¿sí?
-Hola, Solateras. Me llamó así; bueno, así no. Me llamó por mi nombre.
-¿Quién eres?
-Soy Francisco. Estaba repasando en mi cabeza todos los Paco de mi vida -tampoco son tantos, no voy a tirarme el folio- cuando me aclaró:
-Soy Francisco, del Foro de Ermua.
-¡¡¡¿¿¿Y???!!!
-Te llamaba para a invitarte a la manifestación de mañana. Me lo dijo así, como quien invita a una fiesta. -Tenemos que estar todos allí, todos contra ETA.

Le dije que me venía mal, que tenía un mitin del PSOE por la mañana y que iba a ser demasiado cacao para mi body pero que le agradecía su invitación. En el momento no reaccioné, pero luego me quedé preguntándome cómo habrían conseguido mi número de móvil estas buenas gentes. Como estaba el número en "llamadas recibidas", llamé para que me aclararan la cosa y me salió el típico contestador de ha llamado al número 617 etc, etc. Así que me quedé con la duda. En fin, qué fichaje ¿no? Supongo que era una broma, no sé si poner el número aquí por si os suena a alguien y podéis darme una pista. Es sólo curiosidad.


Pero bueno, les debió dar resultado el sistema porque, según cuentan las crónicas, nos han ganado. No sé si pusieron en las entradas a la Plaza de Colón unos molinetes, como en el metro, para contar a la gente o es que los del PP son más flacos y caben muchos más en el mismo espacio. Pero es igual. El caso es que esta manifestación tampoco era contra ETA ni contra el terrorismo. Nunca he negado que la del pasado día 13 fuera de apoyo al Gobierno y al Presidente, pero ésta era para insultarle, pedir su dimisión y dar rienda suelta al ingenio y a la chispa con gritos tan chistosos como "Zapatero, entraste por Atocha, saldrás por Barajas" y pareados de gracia repajolera del estilo de "Zapatero, coge la maleta y vete con la ETA" y exhibir las mismas pancartas que llevan paseando todo el año, hay que reconocer que las están sacando el jugo. Es decir, que la manifestación fue un episodio más dentro de la estrategia de acoso y derribo. Que bueno, no me parece ni bien ni mal -vamos, sí, me parece mal- pero por lo menos que tengan la decencia de no esconderse detrás de las víctimas. Y las víctimas que también tengan la decencia de no servir de excusa para otros fines.

Y es que aunque salieran a la calle tres millones, no tendrían razón. El dibujo de Máximo no puede ser más certero. Las víctimas, por el mero hecho de serlo, no tienen más derecho que el resto de los ciudadanos a dictar al Gobierno de turno la política antiterrorista. Si acaso, menos.

Y encima tienen la desfachatez de echar en cara al Presidente que no estuviera en semejante juerga. Hubiera sido un poco surrealista ver a ZP pidiendo la dimisión de sí mismo y a la Vicepresidenta desgañitándose ¡Zapatero, embustero!

Estaría bien que empezáramos a llamar a las cosas por su nombre. Porque a estos señores que tanto dicen amar a España les trae sin cuidado el daño que hagan, no ya al Gobierno que tendría su lógica, sino a la ciudadanía y a la democracia. Han convertido la mentira y la intoxicación en armas arrojadizas y así vamos.

Yo no he visto que se haya dejado de detener ni de condenar etarras desde el 22 de marzo pasado; ni siquiera he visto que se hayan trasladado presos -lo que, en mi opinión, no hubiera estado de más- pero da lo mismo; la vieja táctica del "calumnia, que algo queda" sigue dando resultado. Rajoy dejó claro que no hay salida: "Si no negocia, habrá bombas; y si no hay bombas es porque ha negociado".

Yo sé que estos temas no os gustan, pero no tengo la culpa de que la política -llamando política a esta basura- forme parte de la vida. Al menos de mi vida sí forma parte. Me importa el país en el que vivo y en el que viven mis hijos y vivirán mis nietos. Me encantaría hablar de la luna llena y del perfume de las glicinias, pero es que la realidad a veces se pone muy panfletera.

En el próximo post, espero hablar de amor. O de sexo, que vende más.