Con los años, la pena
de tan raída solo duele a nada...
(Francisco García Marquina. Volver a casa.)
Al dar la vuelta al último recodo
aparece una niebla tan espesa
que apenas se distingue el alba del crepúsculo
pero tampoco importa demasiado.
Cuando la propia historia está bajo sospecha
y las guerras civiles, las proclamas
que marcaron la vida
no interesan a nadie.
Cuando el presente es un desbarajuste
y el carpe diem
el único valor que se cotiza.
Cuando el futuro ha dejado de existir
y todos los parientes
son parientes lejanos, queda el miedo
a que fueran mentira las certezas
y ahora Dios no se dé por aludido.